Una breve historia de las pequeñas tostadas de plata antiguas
La historia de la pequeña rejilla de plata para tostadas se remonta a finales del siglo XIX, cuando se convirtió en un accesorio popular para la mesa en la Inglaterra victoriana. Durante esta época, el concepto del "desayuno inglés" estaba cobrando fuerza y las tostadas eran un alimento básico de esta comida. Como resultado, se desarrollaron rejillas para tostadas para mantener las tostadas calientes y crujientes en la mesa del desayuno.
Al principio, los estantes para tostadas se fabricaban con diversos materiales, como cerámica, vidrio y latón. Sin embargo, pronto la plata se convirtió en el material de elección, ya que se consideraba un artículo de lujo que podía utilizarse para mostrar la riqueza y el estatus social de una persona. A menudo eran decorativos, presentaban diseños intrincados y asas elaboradas, y su pequeño tamaño facilitaba su exhibición en un aparador o una mesa.
El desayuno victoriano solía considerarse una comida principal que preparaba a la familia para el día. Las tostadas eran un acompañamiento para un desayuno cocinado a base de tocino y huevos, arenques ahumados y gachas, y normalmente se servían con mantequilla, mermelada o confitura.
Los portatostados de plata de cuatro rebanadas eran generalmente pequeños porque no era común que la gente comiera más de una o dos rebanadas de pan tostado en una comida. Además, durante el período en que estos portatostados eran populares en la época victoriana y eduardiana, los comedores eran generalmente más pequeños y formales, con menos espacio para vajillas grandes o voluminosas.
En la Inglaterra eduardiana, las tostadas se cortaban normalmente en rebanadas pequeñas y rectangulares de entre 5 y 6,5 cm (2 y 2,5 pulgadas) de largo y 2,5 cm (1 pulgada) de ancho. Las rebanadas eran generalmente delgadas, de entre 0,3 y 0,6 cm (1/8 y 1/4 de pulgada) de grosor.
El tamaño de la tostada estuvo influenciado por la tecnología de la época, que incluía la invención de la tostadora eléctrica. Las tostadoras eléctricas se introdujeron por primera vez a principios del siglo XX y rápidamente se hicieron populares porque permitían tostar rebanadas de pan de manera rápida y sencilla.
En general, el pequeño tamaño de las rejillas para tostadas en la Inglaterra eduardiana reflejaba la tecnología y los hábitos alimenticios de la época. Sin embargo, también había rebanadas de pan tostado más grandes disponibles para quienes preferían un desayuno más abundante o no tenían acceso a una tostadora eléctrica.
Con el tiempo, la popularidad de los portatostados de plata disminuyó a medida que surgieron nuevas tendencias en el desayuno y cambiaron los hábitos alimenticios. Sin embargo, siguen siendo muy buscados por los coleccionistas y se consideran ejemplos valiosos de platería antigua y vintage de finales del siglo XIX y principios del XX.